lunes, 14 de diciembre de 2020

ACTO DE FIN DE AÑO 2020

Venimos recorriendo juntos este camino, por eso hoy también nos encontramos unidos para despedir este año lectivo 2020, que fue tan especial para todo el mundo en especial para la escuela. Fue un desafío muy grande adaptarnos sobre la marcha a la nueva realidad y a las nuevas formas de comunicarnos, de enseñar y aprender. Pero siempre con un mismo objetivo, seguir avanzando y creciendo juntos.

Recibimos la bandera de Ceremonia, portada por :

Abanderado: Joaquín Salas 7°A 

1° escolta: Rocío Canario 7° B

2° escolta: Bautista Lisi 7° B

Los estudiantes de 7° grado egresan de la escuela primaria y, por este motivo, traspasarán la bandera a sus compañeros de 6° grado.

Abanderado: Santiago Lozano (6°A)

1° escolta: Yael Coladonato ( 6° A)

2° escolta: Franco Canario (6 ° A)

Nuestra hermosa bandera es una de las tantas banderas americanas que dan identidad a nuestro pueblo, al igual, el Himno nació en suelo americano y sus estrofas cantan al esfuerzo de un país por ser libre de toda dominación.  Entonamos todos/as en este momento histórico tan especial la canción patria por excelencia.




A continuación leeremos las palabras de despedida de la docente Paula Markarian.

Si hay algo que marcó este año fue la capacidad, poca o mucha, que hemos tenido para adaptarnos a situaciones inesperadas.
Estamos despidiéndonos de un año escolar como jamás lo hubiésemos imaginado transitar.  
Y sin saber cómo transitaremos el próximo.
A lo largo de este año fuimos testigos y protagonistas de situaciones en las que vimos la esencia del ser humano en plenitud porque experimentamos emociones muy poderosas: el miedo, la angustia y el dolor que implican las pérdidas:
Vivenciamos múltiples pérdidas en nuestro entorno familiar, en nuestros hábitos cotidianos, en nuestros vínculos, en nuestras certezas económicas, en nuestros modos de relacionarnos física y emocionalmente.
También vivenciamos la solidaridad, la empatía, el reconocimiento, el agradecimiento, el cuidado del otro, el tiempo compartido, el respeto, la distancia y el deseo por estar cerca.
Recuperamos tiempo familiar, juegos olvidados, hobbies y actividades a las que les fuimos quitando tiempo de nuestro día a día. 
Para muchos fue la oportunidad de reconocer que existen situaciones insostenibles y que era momento de ponerles un fin.
Fue un año creativo, hubo que salir a encontrar otras maneras de seguir con nuestras vidas. Muy difícil.
Y entre esas situaciones estuvo presente la Escuela. Fue un año muy difícil para la Escuela. Continuar, sostener, avanzar implicó muchísima colaboración, paciencia y buena voluntad.
Un trabajo muy duro, codo a codo familia y docentes. Un trabajo en el que se desdibujaron los horarios, los espacios, los modos de comunicarse.
La Escuela salió del edificio y vivió en cada hogar, ocupó nuestras vidas de manera salvaje, inoportuna y demandante, hasta poder establecer un equilibrio y determinar su convivencia en casa con tiempos y espacios determinados. Y entendimos que la Escuela atraviesa nuestras vidas y es protagonista de gran parte del día. Que es el lugar no físico donde se dan muchas situaciones de nuestro cotidiano. Y la comprendimos aún mejor. Fuimos capaces de observar su inmensidad y complejidad, tan contenida dentro del edificio escolar. La Escuela ganó ese espacio en nuestros hogares y la vieron quienes la pensaban distinto.
Y toda la familia le hizo espacio. Y la Escuela lo agradeció. Y dio alegrías, y oportunidades de compartir lecturas, actividades plásticas, canciones, otros idiomas, juegos… Y fue tema de discusiones y enojos. Pero se quedó, paciente, sabia, observadora, aguardando el momento en el que fuera parte de nuestras vidas otra vez. Nos propuso desafíos.
¡Y pudimos! ¡Y se hizo! ¡Y se logró! ¡Y se creó! ¡Y llegamos! ¡Y nos ponemos felices! ¡Y nos reconocemos parte de la comunidad de la 7!
Y es un momento en el que nos gratificamos y podemos recuperar las buenas sensaciones que tanto nos costó tener este año.
Así como supimos aplaudir en terrazas, patios y balcones, nos merecemos un aplauso sincero y sostenido, con una sonrisa de oreja a oreja y mirándonos a los ojos, sólo pensando en el logro inmenso que implicó continuar con nuestras vidas este año, sostener a nuestros seres queridos, darles seguridades y bienestar. Y que además de poder con eso, logramos avanzar.
Un aplauso enérgico, que nos renueve las voluntades y afirme el compromiso. Somos una sociedad compleja y complicada, muy rebelde a respetar normas sociales, muy difícil de sostener vínculos empáticos, muy tendenciosa a crear bandos. Y es ahí donde seguiremos trabajando firmemente para que nuestros estudiantes se eduquen y crezcan con un sentido amplio de ciudadanía y tolerancia, con la sensibilidad de ponerse en el lugar del otro y capaces de generar sentido de pertenencia universal.
Nadie es nadie sin su entorno. Somos quienes somos gracias a quienes nos rodean. Respeto y cuidado. Consideración y empatía. Solidaridad y entendimiento. 
Usá el tapabocas, lávate las manos, respetá la distancia social, cuidá la higiene, no olvides todo lo que costó y todo lo que aún costará. No hagamos más difíciles las cosas.
Somos capaces de estar mucho mejor, lo hemos demostrado y nos merecemos celebrar.
Para toda la comunidad de la Olegario va nuestro inmenso agradecimiento y nos ponemos de pie para darnos el mayor de los aplausos.
¡¡Muchas gracias!!


Los invitamos a leer y escribir en el muro de la Olegario algunos mensajes de nuestra comunidad educativa.

Hecho con Padlet





A continuación los invitamos a disfrutar de Lemon Tree, canción cantada por 4°, 5°, 6° y 7° producto de un  trabajo entre el área de Inglés y Educación Musical, a cargo de los profesores Vanesa Poborca y Francisco Cervilla.



Para finalizar en el marco de los proyectos realizados durante el año se podrá ver en el siguiente padlet algunos de los trabajos realizados.

Hecho con Padlet


Los invitamos a escuchar las palabras de cierre del año de nuestra directora Marcela Fernández.



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