miércoles, 8 de julio de 2020

Semana de la Independencia


4° grado A y B: Semana del 6 al 10 de julio, actividades integradoras Día de la Independencia

Hola chicos/chicas:
                                   ¿Cómo están? Esperamos se encuentren todos y todas muy bien.

Les contamos que en esta semana se festeja una fecha muy importante para los argentinos y argentinas, nuestra independencia. Por ello la propuesta que les enviamos es integradora. Se van a encontrar con un material extenso, pero dedicado a leer en familia. Buscamos que esta propuesta didáctica no sea el “hacer la tarea para la escuela y ufa ufa ufa”, sino una actividad para hacer con gusto. Para leer, para buscar a partir de lo que se lee, para conversar. Los textos no son para que los chicos lean solos, pero tampoco son para terminarlos todos juntos en un solo día. Hay una serie de videos muy breves para sumar y hacer más accesible la información y una trivia para completar el trabajo.

Estudiar nuestra historia, complementar con la historia personal, contextualizar la época, buscar a partir del texto como disparador, es aprender a estudiar.

Ustedes ya realizaron un trabajo muy completo sobre el 25 de Mayo, en el que recordamos la formación de nuestro Primer Gobierno Patrio.

Tuvimos que recorrer seis años más para poder declarar nuestra independencia, es decir en 1816.

El 25 de Mayo tiene una importancia fundamental porque, desde aquel día, nos gobernamos por nosotros mismos. Fue el primer gobierno criollo. Pero el país recién fue formalmente independiente en 1816 y sólo entonces pudo ser reconocido por otros Estados como una nueva Nación.

¿Qué pasó el 9 de julio de 1816?

En 1816 convergen dos hechos destacados: la declaración de la Independencia de un nuevo país, hoy llamado República Argentina, y la organización final del plan de guerra de José de san Martín, que garantizaría la Independencia y llevaría el triunfo de los revolucionarios más allá de las Provincia Unidas.

El contexto internacional era sumamente complejo. Para 1816, España se había liberado de los franceses, el Rey Fernando VII había vuelto al trono y se presdisponía a recuperar los territorios americanos que estaban en mano de los revolucionarios. El ejército realista comenzó a avanzar victoriosamente por toda la región derrotando a una parte de los movimientos independentistas americanos.

En este contexto tan difícil, las Provincias Unidas se juntaron para decidir qué hacer ante la situación. El Congreso general Constituyente de las Provincias Unidas en Sudamérica se reunió en San Miguel de Tucumán para limar asperezas entre Buenos Aires y las provincias, cuyas relaciones estaban deterioradas. El Congreso funcionó en la casa de una importante familia local, hoy convertida en Museo Casa Histórica de la Independencia.

Cada provincia eligió un diputado cada 15.000 habitantes. ¿Y cómo llegaban hasta ahí los congresales? En ese entonces, no había caminos construídos y la gente viajaba en carretas tiradas por mulas o en diligencia. La travesía hacia Tucumán podía tardar muchas semanas. Por eso, los viajantes arribaban sucios, con hambre y cansados, pero sabiendo que estaban allí para tomar una decisión muy importante. Para llegar al Congreso, los diputados tuvieron que recorrer largos caminos en galeras y sopandas. El viaje de Buenos Aires a Tucumán, por ejemplo, duraba entre 25 y 30 días. El viaje en carreta, esos grandes carros de madera que eran tirados por una o más yuntas de bueyes, era más largo y podía durar por el mismo trayecto, hasta 50 días.

Las sesiones del Congreso se iniciaron el 24 de marzo de 1816 con la presencia de 33 diputados de diferentes provincias de un territorio bien diferente a lo que hoy es Argentina. Por ejemplo: Charcas, hoy parte de Bolivia, envió un representante. En cambio, Entre Ríos, Corrientes y Santa Fe no participaron del Congreso porque estaban enfrentadas con Buenos Aires y en ese momento integraban la Liga de los Pueblos Libres junto a la Banda Oriental, bajo el mando del Gral. José Gervasio Artigas. El representante de La Rioja, Pedro Ignacio Castro Barros, fue uno de los primeros presidentes del Congreso durante esos meses trascendentales.

Lo fundamental del Congreso fue que el 9 de julio de 1816 los representantes firmaron la declaración de la Independencia de la Provincia Unidas en Sudamérica y la afirmación de la voluntad de “investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli” y “de toda otra dominación extranjera”. De este modo, después del proceso político iniciado con la Revolución de Mayo de 1810, se asumió por primera vez una manifiesta voluntad de emancipación. La Proclama es considerada documento fundacional de nuestro país.

¿Qué significa ser independientes?

La Independencia aparece asociada a una idea clave de la modernidad: la emancipación, que alude al momento en que un sujeto es capaz de asumirse como tal ante sí y ante los otros. La Independencia, concebida como emancipación, aparece como el deseo social de vivir sin tutela.
No hay emancipación sin la transmisión de saberes y valores que conforman la cultura popular tendientes a la construcción de una ciudadanía responsable. En los años de la Independencia no todos accedían a la lectura y a la escritura. Para las mujeres era una práctica vedada. También para los gauchos, los negros y los pobladores originarios. En Catamarca, cuando las autoridades des cubrieron que le mulato Ambrosio Millicay sabía leer y escribir, lo azotaron en la plaza pública. Los que sí podían aprender a leer, sobre todo los varones de las clases acomodadas, se alfabetizaban a través de los llamados silabarios.

¿Quiénes eran los que pedían Independencia?
¿Quiénes componían ese pueblo que quería ser libre?

La Independencia consolidó un nuevo grupo dirigente integrado mayormente por americanos descendientes de españoles. Este grupo, no sólo por sus convicciones sino porque el escenario de guerra lo demandaba, convocó a otros sectores a sumarse a sus luchas. Porque, aún con ambivalencias, el proceso de la Independencia construyó un nuevo horizonte para pensar la libertad y la igualdad: posibilitó nuevas oportunidades para la demanda de derechos de distintos grupos, brindó oportunidades de ascenso social antes desconocidas y, en algunos aspectos importantes, abrió la posibilidad de desafiar las jerarquías asociales existentes.

Por ejemplo, en 1812, se prohibió el tráfico de esclavos y la Asamblea del año XIII proclamó la libertad de vientres, mediante la cual todos los hijos de esclavos nacidos a partir de ese momento serían libres. Gran parte de las oportunidades de ascenso social para este grupo y otros estuvieron ligadas a la incorporación de las milicias. Fueron muchos los esclavos que se sumaron bajo promesa de que lograrían su libertad al fin de la guerra. El ejército, a su vez, generó condiciones de ascenso social para los plebeyos y los pardos, algunos de ellos, incluso, llegaron a ser oficiales. La vestimenta era sin duda un rasgo importante de distinción social: la levita, de origen europeo, era usada frecuentemente por la dirigencia. En cambio, el poncho, de origen indígena, era una prenda típica del bajo pueblo. El carnaval era uno de los lugares privilegiados donde estas diferencias se lograban confundir.

La libertad no se dijo de igual manera en todas las regiones de las Provincias Unidas. En el litoral, por ejemplo, hacia 1815, José Gervasio Artigas proclamó la confiscación de bienes de los “malos europeos y peores americanos” y repartió las tierras entre sus tropas, integradas mayoritariamente por gauchos.

En Salta, bajo la protección de Martín Miguel de Güemes, los pequeños propietarios de tierras que integraban su ejército reafirmaron su tenencia frente a los grandes propietarios. También los arrenderos tuvieron la posibilidad de acceder por primera vez la propiedad de la tierra y los gauchos tuvieron acceso al ganado y aspiraron a reclamar una propiedad como premio por su lucha.

Es decir que la Revolución tuvo dos caras para las clases populares: por un lado, una promesa de libertad y, al mismo tiempo, un enorme costo que se tradujo en el desgaste físico, las heridas o, incluso, la muerte en el campo de batalla. Los cielitos de la época, en especial los de Bartolomé Hidalgo, reflejaron estas dos caras de la Revolución para las clases populares.

Por último, el elenco dirigente buscó interpelar a los pueblos originarios, sobre todo a los que vivían en el camino hacia el Alto Perú con el objetivo de incorporarlos a los ejércitos con la convicción de que representaban el grupo social que más había sufrido la violencia por parte de los españoles. En este sentido es célebre la Proclama de Tihuananco, en donde Juan José Castelli proclamó la igualdad entre todos los hombres, indígenas y criollos.

En esa misma línea, inspirados en el libro Comentarios Reales del Inca Garcilaso de la Vega, Manuel Belgrano propuso a os constituyentes, en la sesión secreta del 6 de julio de 1816, instituir para las Provincias Unidas una monarquía constitucional incaica. ¿Por qué este régimen de gobierno? Porque Manuel Belgrano percibía que la monarquía estaba recuperando posiciones en Europa, de modo tal que la adopción de otra forma de gobierno, según su razonamiento, podía afectar el reconocimiento y la aceptación de la independencia de parte de las naciones europeas y del papado. Se trataba de una monarquía constitucional, es decir, moderada, donde sólo el Ejecutivo fuera decidido por linaje real. Y lo que es fundamental: el trono de esa monarquía debía ser ocupado por un Inca, Juan Thopa Amaru, tomado prisionero tras la rebelión indígena contra el dominio español en 1780 dirigida por su hermano, Tupac Amaru.

De todos modos, la marca más rotunda de la necesidad de incorporar a los pueblos originarios a las luchas independentistas constituyó el hecho de que la propia proclama de la Independencia fue publicada en quechua y aymará para su difusión. Sin embargo, esta presencia se fue eclipsando durante el siglo XIX. La “narración americana”, esa que construyeron quienes encararon la Independencia, y que buscaba ampliar las bases de sustentación de ese proyecto devino en una “épica criolla”, es decir, en un relato que asignaba a los americanos descendientes de españoles, los “criollos”, el protagonismo casi exclusivo en las luchas por la emancipación.

La Independencia transformó la vida de las personas porque legitimó los deseos de libertad individual y de igualdad jurídica. Y también habilitó aspiraciones de mayor igualdad social. Visto retrospectivamente, y como ejercicio de memoria, lo que parece claro es que no hay proceso histórico tendiente a la ampliación de la libertad y la igualdad sin el protagonismo y la participación popular, como la que tuvieron, con todas sus tensiones, los esclavos, los negros, los indígenas, los pardos, los gauchos y los americanos descendientes de españoles durante las luchas por la Independencia.

El recuerdo de esta fecha y la conmemoración de los acontecimientos de 1816 reactualizan las aspiraciones por lograr mayor libertad e igualdad y reafirman la voluntad popular de dirigir su propio destino.

La música popular –por ejemplo, en la voz de Mercedes Sosa cantándole a la provincia de Tucumán- y la escuela, a través de conocimientos y de la celebración de las efemérides, son espacios privilegiado para recuperar esos legados en tiempo presente.

Algunos objetos y personajes para pensar en esta fecha

Casa histórica

 La casa histórica de Tucumán se construyó en 1760. Pertenecía a una importante familia local, la de Francisca Bazán, esposa de Miguel Laguna. Era una casa con varias habitaciones, patios que las conectaban y su único ornamento eran unas columnas salomónicas ubicadas a los costados de la puerta principal.
Después de ser sede del Congreso donde se declaró la Independencia, fue alquilada para la imprenta del ejército, el servicio de Telégrafo y el Juzgado Federal. En 1869, el fotógrafo Angel Paganelli, que visitaba la ciudad de San Miguel de Tucumán, registró el deterioro del edificio a solicitud de un grupo de vecinos para llamar la atención de las autoridades en pos de la conservación.
En 1904, el gobierno la restauró, pero debido a su pésimo estado, tuvo que demoler gran parte de la vieja casa. La única parte que fue salvada fue el Salón de la jura de la Independencia. La reconstrucción intentó ajustarse al máximo en cada detalle del edificio original utilizando, incluso, los mismos tipos de ladrillos, tejas y baldosas.
En 1941 fue declarada monumento histórico. Actualmente funciona como museo y es centro tradicional de los festejos por la declaración de la Independencia.

Vamos a visitarla: 


La proclama

Mientras preparaba en Cuyo al Ejército que cruzaría Los Andes, San Martín se mostraba impaciente para que el Congreso reunido en Tucumán proclamara la Independencia. En una de las cartas que mantiene con uno de los congresales, el representante de Cuyo, Tomás Godoy Cruz, escribía: “¿Hasta cuándo esperamos para declarar a Independencia? ¿No le parece a usted una cosa bien ridícula acuñar moneda, tener pabellón y cucarda nacional, y por último hacer la guerra al Soberano de quien en el día se cree dependemos?”. Y concluía: “Veamos claro, mi amigo, si no se hace, el Congreso es nulo en todas sus partes, porque reasumiendo éste la Soberanía, es una usurpación que se hace al que se cree verdadero, es decir a Fernandito”
El contexto era sumamente complejo, los realistas habían recuperado amplios territorios en América, entre ellos, Chile y buena parte del Alto Perú, lo que constituía toda una amenaza para las Provincias Unidas. En Europa, se asistía a la restauración de las monarquías; en la Banda oriental, podía constarse el avance portugués; y en el plano interno, las relaciones entre el gobierno central y el litoral estaban quebradas. Las relaciones entre Buenos Aires y provincias que participaban del Congreso no estaban exentas de tensiones.
Finalmente, el acta de la Independencia se firmó el 9 de julio de 1816, donde prevaleció una postura que representaba al mandato de la mayoría de las provincias: investir a las Provincias Unidas del “alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando séptimo, sus sucesores y metrópoli”. Quedaba expresamente rechazada toda fórmula intermedia que habilitara algún tipo de protectorado. Se trató, pues, de una manifestación clara, acorde con el pedido de San Martín, de declarar la Independencia absoluta de las Provincias Unidas respecto a la Corona Española y “de toda otra dominación extranjera”, según la fórmula agregada a la proclama días después en las siguientes sesiones del Congreso.

La Efeméride

¿Cómo se celebraban las fiestas patrias en otros momentos históricos? Hasta 1870, las fechas patrias se celebraban en la calle con festividades populares en las que se hacían carreras de sortija, juego del palo enjabonado y espectáculos circenses. Unos años después, estas celebraciones dejaron de tener lugar en la calle y empezaron a tener su espacio en las escuelas. En 1880, un joven director de escuela, Pablo Pizzurno, decidió reunir a los alumnos en el patio de la escuela y empezar a celebrar las fechas patrias con el fin de asumir la construcción de la identidad nacional como tarea del Estado nacional. A su vez, la participación del ejército cobró mayor importancia y solemnidad en las celebraciones oficiales.
El Monitor de la Educación Común, una revista fundada por Domingo Sarmiento destinada a las autoridades escolares, publica una nota en julio de 1888 sobre la celebración del Día de la Independencia y destaca la participación de alumnas vestidas de blanco con sus gorros frigios. Las describe como batallones infantiles, “verdaderos veteranos formados a la intemperie y la lluvia, ocupando sus sitios”
En 1880 empezó un tiempo de grandes esfuerzos para revitalizar las fiestas patrias, organizando grandes celebraciones conmemorativas. Las escuelas resultaron un escenario privilegiado de esta iniciativa para convertirse luego, adoptando la costumbre de las celebraciones escolares, en uno de los principales ámbitos de la conservación de la tradición patria.

El silabario

En la época de la Independencia las escuelas eran muy diferentes a las de nuestros días: persistían algunos castigos físicos, si bien habían sido abolidos en la Asamblea del año XIII; concurrían mayoritariamente los niños de las familias blancas; se impartían contenidos religiosos, y se estudiaba todo “de memoria”
Para enseñar a leer y escribir se utilizaban unos libros llamados “silabarios”, un listado de casi todas las sílabas posibles en idioma castellano que los alumnos memorizaban, repetían una y otra vez y de a poco podían ir leyendo y escribiendo. Recién después de dominar los silabarios, los alumnos pasaban a los libros de lectura.
En aquellos años, no todos tenían permitido acceder a la lectura y la escritura. Los mulatos, los gauchos, los negros, los indígenas y las mujeres no tenían ese derecho. En 1810 se publicó la Cartilla o Silabario para uso de las escuelas, impreso por el independentista chileno Manuel José Gandarillas en Buenos Aires.

Los cielitos

El cielito es una composición de música y letra que apareció en la época colonial en el Río de la Plata y que acompañó desde muy temprano las manifestaciones populares de la revolución. Eran composiciones de carácter oral que con el tiempo pasaron a formar parte de los bailes de salón y se transmitieron a través de la escritura.
Los cielitos integran la larga historia del género gauchesco. Es una suerte de verbo pronunciado en tiempo presente: es popular, masivo, para un público no letrado. Es un género, un contenido, un lenguaje. Es una literatura y no una transcripción de un habla. Es un lenguaje que se extingue como género y reaparece más adelante a través de la música popular. En el Cielito de la Independencia el tono es de arenga a los ciudadanos para luchar por la patria y la libertad. Eran alientos para los que combatían, acentuando su intención política.
Su principal figura fue B                artolomé José Hidalgo, nacido en Montevideo, Uruguay, el 24 de agosto de 1788. Quedó huérfano desde muy chico y vivó toda su vida en la extrema pobreza. En 1811, atraído por la causa de la emancipación, se incorporó a las fuerzas que sitiaron a Montevideo. En Paysandú recibió a José Artigas, el jefe de los Orientales, quien en una carta o incorporó a la nómina de aquellos que facilitaron el Éxodo del Pueblo Oriental, una de las primeras manifestaciones colectivas contra el poder colonial.
Sus poemas fueron agrupados en los Cielitos y en los Diálogos patrióticos. Murió el 28 de noviembre de 1822, en la localidad bonaerense de Morón. Si bien una estatua lo recuerda en su ciudad natal, no se conoce el rostro de Hidalgo porque su figura, de alguna manera, eran “los otros” porque su lírica pertenece para siempre a la cultura popular.

El poncho

el poncho tiene su origen en el imperio incaico y en las culturas indígenas de Los Andes. Su antecesor era una prenda usada por esas culturas en los ritos funerarios, una especie de camiseta que con el tiempo se fue transformando en pos de protegerse del frío y también para usarlo como cobija. Hay muchas referencias al poncho en las crónicas que hablan de los intercambios entre criollos e indígenas, las mujeres eran las encargadas de tejerlos en las rucas con telares, los hacían con dibujos geométricos y tinturas para darles color.
Durante la época de colonia, su uso se extendió entre los mestizos, los españoles y los criollos, sobre todo de sectores populares. Usaban, sobre todo, el poncho estilo vichará, de color gris o azul con una franja oscura.
El poncho fue cambiando a lo largo del tiempo. Actualmente, cada provincia tiene un modelo particular y distintivo. La provincia de Catamarca fue declarada por el Congreso nacional como Capital Nacional del Poncho, por su trayectoria en la confección artesanal.

La levita

El uso de la levita, al igual que otras prácticas y modas adaptadas de Europa, formaba parte de la vestimenta acostumbrada por las clases dirigentes del período revolucionario. Esta prenda consiste en una chaqueta larga de talle ajustado, debajo de la cual se usaban camisas pegadas al cuerpo. Para uso diario, estas se componían de telas gruesas, mientras que los lienzos más finos se reservaban para ocasiones especiales. Los pantalones, de tiro alto, tenían también un diseño ceñido al cuerpo. El atuendo podía estar acompañado por un bastón y un sombrero de copa alta, redondeado y de alas abarquilladas.
En un contexto social donde la vestimenta era un bien costoso, la confección de estas prendas por encargo a los pocos sastres que las producían, quedaban reservadas a las familias acomodadas en condiciones de acceder a las mismas. Analizadas como signos de identificación y adscripción social, permiten realizar un abordaje de los grupos involucrados en este período, donde los colores de estas prendas podían, a la vez, mostrar la filiación política de quienes las usaban.
El uso de la levita era habitual en tertulias y reuniones que las familias de las clases altas organizaban en sus casas o salones. De las mismas participaban a sus amistades y partidarios políticos, en ocasiones de encuentros sociales, bailes, donde se escuchaba música ejecutada en los propios espacios de reunión.

El carnaval

En épocas de la Independencia, el carnaval era un festejo popular en el Río de la Plata. La costumbre de jugar con agua estaba muy extendida y se disputaban verdaderas batallas con harina. Tenían fuerte presencia los grupos de candombe, integrados por la población negra de origen africano. Y, además, se jugaba a la pelota y a las carreras de jinetes. La plaza era el espacio colectivo donde se desarrollaban estas celebraciones.
El viajero Edmund Temple observa el carnaval de la época y lo describe así: “La principal diversión consistía en arrojar puñados de harina o almidón a los ojos desprevenidos. todas las personas, hombres y mujeres, llevaban en sus bolsillos y esquinas de sus ponchos abundante depósito de esta munición cuyo precio aumentaba en el carnaval que se festejaba durante tres días sucesivos”.
El primer corso se efectuó en 1869 y participaban máscaras y comparsas. Con el tiempo se incorporó el desfile de carruajes. Entrando el siglo XX, muchas comparsas fueron desapareciendo y fueron reemplazadas por las murgas. Los carnavales se sostuvieron como fiestas públicas por entidades que se organizaban en función de lazos de vecindad y territorio. El carnaval es unos de los festejos más populares de la historia: simboliza para el pueblo una expresión de júbilo, alegría e identidad.

“Al jardín de la República”, canción interpretada por Mercedes Sosa

Mercedes Sosa nació un 9 de julio, el Día de la Independencia, muy cerca de la casa histórica de Tucumán. Por eso su madre quiso llamarla Julia Argentina. El padre creyó que era exagerado y la anotó como Haydée mercedes. Todo el mundo la conoce como la Negra Sosa. Son muchos quienes consideran que su voz, que marcó medios siglo de música nacional, es de alguna manera la voz de la Argentina.
Creció en Tucumán en medio de una pobreza atemperada por la calidez de una familia siempre contenedora. Cantó folklore pero también tango y rocanrol. Triunfó en América Latina y conmovió los corazones de miles de personas que no entendían ni una coma de castellano en cantidad de rincones del planeta.
Eligió su repertorio con delicadeza y profundidad. Los autores más importantes de América Latina fueron seleccionados para sus discos, casi cincuenta sin contar las recopilaciones. “Al jardín de la República”, una bella zamba compuesta por Virgilio Carmona, retrata con belleza la provincia de Tucumán.

Actividades para trabajar en familia

Además del contenido de estos textos, te ofrecemos una serie de videos muy breves aportando información.

Las dos fechas patrias de la Argentina:


¿Qué festejamos el 9 de julio?


¿Por qué no se declaró la Independencia en 1810?


Europa en 1816


Organización de las Provincias Unidas


La Independencia de la Provincias Unidas en Sudamérica


San Martín y la Independencia


¿Cuál fue el papel de Güemes en la declaración de la Independencia?


¿Cómo era la casa de Tucumán?


1-      Para investigar

El Congreso Constituyente reunido en Tucumán en 1816 tenía como propósito declarar la Independencia y sancionas una Constitución, lo que originó grandes debates en relación a las formas de gobierno que había que adoptar. Proponemos que busquen información sobre las siguientes preguntas:

a)       ¿Por qué resultaba urgente declarar la Independencia?
b)      ¿Qué pasaba en España con Fernando VII?
c)       ¿Qué sucedía con las tropas reales en territorio americano?
d)      ¿Por qué no participaron del Congreso las provincias del litoral?
e)      ¿Quiénes integraron el Congreso de Tucumán?
f)        ¿Qué formas de gobierno se proponían una vez resuelta la Independencia?

2-      Para pensar algunos objetos y personajes.

Un congresal. ¿Con quién podríamos comparar en el presente la labor de los congresales? ¿Cómo estaba organizado el Congreso? ¿Y el de ahora?

El cielito. ¿Sigue existiendo como música en nuestro continente? Busquen algunos cielitos para escuchar. ¿Qué canciones creés que, en la actualidad, se le parecen en cuanto a su intención?

El carnaval. ¿Qué conocen acerca de esta fiesta hoy? ¿Tienen el mismo contenido social que es esa época? ¿Quiénes participan? ¿Qué conocen de los carnavales en otros lugares de Argentina?

3-      Para analizar

Les proponemos que escuchen la canción “Al jardín de la República, interpretada por Mercedes Sosa. ¿Qué costumbres, danzas y ritmos musicales recupera la canción? ¿Cómo describe a la provincia de Tucumán? ¿Por qué se la llama “jardín de la República”?´(Y ya que está, ¡por qué no escuchar algunos temas más?)


4-      Lean la Proclama de la Declaración de la Independencia:

“Nos los representantes de las Provincias Unidas en Sud América, reunidos en Congreso General, invocando al Eterno que preside al universo, en el nombre y por la autoridad de los pueblos que representamos, protestando al cielo, a las naciones y hombres todos del globo la justicia, que regla nuestros votos, declaramos solemnemente a la faz de la tierra que, es voluntad unánime e indudable de estas provincias romper los violentos vínculos que las ligaban a los reyes de España, recuperar los derechos de que fueron despojadas, e investirse del alto carácter de una nación libre e independiente del rey Fernando VII, sus sucesores y metrópoli. Quedan en consecuencia de hecho y de derecho con amplio y pleno poder para darse las formas que exija la justicia, e impere el cúmulo de sus actuales circunstancias. Todas y cada una de ellas así lo publican, declaran y ratifican, comprometiéndose por nuestro medio al cumplimiento y sostén de esta su voluntad, bajo el seguro y garantía de sus vidas, haberes y fama. Comuníquese a quienes corresponda para su publicación, y en obsequio del respeto que se debe a las naciones, detállense en un manifiesto los gravísimos fundamentos impulsivos de esta solemne declaración.”

Marquen aquellos párrafos que hagan referencia a los siguientes conceptos: igualdad, Independencia, libertad, forma de gobierno. ¿Qué dice la proclama sobre cada uno de ellos? ¿Con qué otros planteos o reclamos históricos los podemos relacionar? ¿Con qué objeto del presente podríamos compararla, reafirmando las ideas de libertad y soberanía?

5-      Te proponemos relacionar la palabra INDEPENDENCIA con palabras o frases cortitas que sean valores y deseos para nuestra querida Patria. Te dejamos algunas ayudas.

                       I GUALDAD PARA TODOS LOS HABITANTES
                       N
                       D ERECHOS HUMANOS
                       E
              RES   P ETO
                       E
                       N
                       D
                       E
       TOLERA N CIA
                       C
                   L   I  BERTAD

6-      Vamos con una trivia


¡¡FELIZ DÍA DE LA INDEPENDENCIA!!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario